13 agosto 2013

Extra Ángel Mecánico: ¿Por qué Will odia tanto a los patos?

Hoy os dejo la razón del odio de Will hacia los patos, algo que creo que nos sacara una risa XD
Disfrutad ;)


Toma lugar al principio del capitulo nueve de Ángel Mecánico: "El Conclave"

Will se quito sus zapatos de tacón impacientemente contra las patas de la mesa de la librería. Si Charlotte estuviera aquí, ella le habría dicho que parase de dañar el mobiliario, aunque la mitad de los muebles de la biblioteca ya tuviese marcas de años de abuso - marcas en los pilares donde él y Jem habían estado practicando esgrima fuera de la saga de entrenamiento, rayados de zapatos en las ventanas donde se había sentado durante horas de lectura. Libros con páginas convertidas hacia abajo y puntas rotas, huellas dactilares en las paredes.

Por supuesto, si Charlotte estuviera aquí, no estarían haciendo lo que estaban haciendo en la actualidad, que era ver el Cambio de Tessa de ella misma a Camille y viceversa. Jem se sentó junto a Will en la mesa de la biblioteca, en ocasiones dando gritos de aliento o de consejo. Will, apoyando en sus manos una manzana que había robado de la cocina, pretendía estar apenas prestando atención.

Pero estaba prestando atención. Tessa estaba paseandose de un lado al otro por la habitación, sus manos apretadas en los costados en concentración. Era fascinante ver su Cambio: había una ondulación, como la de las tranquilas aguas de un estanque al ser perturbadas por una piedra arrojada, y su cabello oscuro se enhebraba rubio, su cuerpo se curvaba y cambiada de tal manera que encontraba imposible apartar los ojos. No se consideraba generalmente educado mirar a una mujer de una manera tan directa, pero estaba contento con la oportunidad...

¿Lo estaba? Parpadeo sus ojos en un intento de aclarar su cabeza. Camille era hermosa - una de las mujeres más hermosas que él había visto. Pero su belleza le enfriaba. Era, como Jem decía, como una flor muerta debajo de un cristal. Si su corazón latía fuerte y su mirada era atrapada, era por Tessa en sí misma. Se dijo a sí mismo que era porque se sentí fascinado por una magia tan inusual, no por la adorable mueca que hacía cuando tenía dificultades para capturar la forma en la que Camille se deslizaba - o la forma en la que su vestido se deslizaba por su clavícula y sus hombros cuando volvía ser ella misma, o la forma en la que su cabello oscuro, desprendido, se aferraba a sus mejillas y cuello mientras negaba con la cabeza en señal de frustración.

Cogió la manzana que tenía al lado y empezó a pulirlo ostentosamente con su camisa, esperando poder esconder el repentino temblor de sus manos. Los sentimientos por Tessa Gray no eran aceptables. Los sentimientos hacia cualquiera eran peligrosos, pero los sentimientos por una chica que estaba realmente viviendo en el Instituto - alguien que se había convertido en una parte intricada de sus planes, alguien que él no podía ignorar - lo eran aun más.

Él sabía qué tenía que hacer en esas circunstancias. Alejarla; herirla; conseguir que lo odiase. Y aun así, todo en él se rebelaba contra esa idea. Era porque ella estaba sola, era vulnerable, se dijo a sí mismo. Sería una gran crueldad hacer eso...

Ella se detuvo donde estaba, lanzando sus brazos hacia arriba y haciendo un sonido de frustración. "`¡Simplemente no puedo caminar de esa manera!" exclamó."La manera en la que Camille parece deslizarse..."

"Señalas demasiado hacia fuera cuando caminas," Will dijo, aunque no era estrictamente verdad. Fue tan cruel como podía, y Tessa le recompensó con una aguda mirada de reproche. "Camille anda delicadamente. Como un fauno en el bosque. No como un pato."

"No ando como un pato."

"Me gustan los patos.," Jem dijo. "Especialmente los de Hyde Park." Le sonrió de lado a Will, y Will sabía lo que estaba recordando: él estaba recordando la misma cosa. "¿Te acuerdas cuando intentaste convencerme de alimentarlos con pastel de carne en el parque para ver si podríamos crear una raza de patos caníbales?"

Sintió a Jem estremecerse con risa a su lado. Lo que Jem no sabía era que los sentimientos de Will hacia los patos - y sí, él sabía que era ridículo tener sentimientos complicados sobre aves acuáticas, pero él no podía hacer nada - estaban atrapados en recuerdos de su niñez. En Gales, había habido un estanque de patos delante de su mansión. Cuando era niño, Will había ido muchas veces a tirarles pan duro. Le divertía verlos graznar y pelearse por los restos de la tostada de su desayuno. O lo hacía, hasta que uno de los patos - un particularmente gran pato - al darse cuenta de que Will no tenía más pan en sus bolsillos, corriese hacia él y le mordiese con fuerza el dedo.

Will había sido solo un niño de seis años, y había corrido rápidamente hacia su casa, donde Ella, que tenía ocho años y era inmesurablemente superior, se echó a reír con su historia y le vendó el dedo.  Will no habría vuelto a pensar más al respecto si no hubiera sido porque a la mañana siguiente, al salir de la casa por al puerta de la cocina, queriendo jugar en el jardín trasero, lo hubiera detenido la visión del mismo pato negro, sus ojos pequeños y brillantes fijos en él. Antes de que pudiera moverse, se precipitó hacia él y le mordió con saña la otra mano; para el momento en el que tuvo la oportunidad de gritar, el ofendido pájaro había desaparecido entre los arbustos.

Esa vez, cuando Ella le vendó el dedo, dijo, "¿Qué le has hecho a la pobre criatura, Will? Nunca he oido sobre un pato planeando venganza antes."

"¡Nada!" Will protestó indignado. "No tenía más pan para él, así que me mordió."

Ella le miro con una mirada dudosa. Pero esa noche, antes de que Will se metiese a la cama, abrió las ventanas de su cuarto para ver las estrellas - y vio, inmóvil en el centro del prado, la pequeña figura del pato, con los ojos fijos en la ventana de su habitación.

Su grito trajo a Ella corriendo. Juntos vieron desde la habitación al pato, quien parecía listo para permanecer ahí toda la noche. Finalmente, Ella sacudió su cabeza. "Deberé manejar esto," ella dijo, y con un movimiento de sus trenzas negras, ella caminó hacia abajo.

Desde la ventana, Will la vio salir de casa. Ella se dirigió hacia el pato y se inclino hacia él. Por un momento, ellos parecieron tener una intensa conversación. Después de unos minutos, ella se enderezo, y el pato se dio la vuelta, y con una última sacudida de las plumas de su cola, salió del apto. Ella se dio la vuelta y volvió a dentro.

Cuando volvió al cuarto de Will, él estaba sentado en la cama y la miraba con unos enormes ojos. "¿Qué has hecho?"

Ella sonrió con aire de suficiencia. "Hemos llegado a un acuerdo, el pato y yo."

"¿Qué tipo de acuerdo?"

Ella se inclinó, y apartando sus gruesos rizos negros, besó su frente. "Nada de lo que tengas que preocuparte, cariad. Vete a dormir."

Will lo hizo, y el pato no volvió a molestarle. Años más tarde, le preguntó a Ella que había hecho para deshacerse de la maldita cosa, y ella solo se sacudía con risa en silencio y no dijo nada. Cuando él había huido de casa después de su casa, y estaba a mitad de camino a Londres, él la recordó besándole la frente - un inusual gesto en Ella, que no era tan abiertamente afectiva como Cecily, que nunca se desprendía de sus mangas - y el recuerdo había sido como un cuchillo caliente atravesándole; quien se había enroscado alrededor del dolor y lloró.

Lanzar pasteles de aves a los patos había ayudado, curiosamente; al principio había pensado en Ella, pero la risa de Jem había lanzado fuera algo del dolor del recuerdo, y él había pensado en lo feliz que estaría su hermana por verle reír en un espacio verde, y como había tenido gente que le quería, y aun tenía, aunque solo fuera uno.

"Se lo comieron," Will dijo, comiendo un trozo de su manzana. Tenía suficiente práctica para que nada de lo que había estado pensado se mostrase en su cara. "Pequeñas bestias sedientas de sangre. Nunca confíes en un pato."

Tessa le miro desde un lado, y por un único segundo, Will tuvo el inquietante sentimiento de que ella había visto más de lo que él había imaginado en su cara. Era Tessa, sus ojos eran grises como el mar, y por un largo silencio todo lo que podía hacer era mirarla, todo lo demás olvidado - manzanas, vampiros, patos, y todo lo demás en el mundo que no era Tessa Gray.

"Patos," Jem murmuró a su lado, demasiado bajo para el oído de Tessa. "Estas loco, ¿lo sabés"

Will alejo sus ojos de Tessa. "Oh, lo sé."

3 comentarios:

  1. Esta fobia se ha hecho muy popular entre los mundanos ;P


    Un beso, linda~

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  2. yo tengo el libro en pdf y no viene eso en todo el capitulo 9 T_T

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    Respuestas
    1. Es una escena extra, por lo que no ocurre en el libro ;)

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