Hoy os traigo un capítulo extra de Crescendo, de la saga Hush Hush, se supone que es el capitulo 3. Esta vez no lo he traducido yo, he cogido la traducción del blog Hush Hush Latino. Espero que os guste;)
Fui a la cocina,
encendí la luz y mis ojos automáticamente se dirigieron al pedazo de papel a la
izquierda del mostrador. Encuéntrame en el estacionamiento. La nota fue
garabateada con la mano perezosa de Patch.
Me embolsillé la
nota y me acerqué a la bahía de la ventana en la sala de estar. El Jeep
Commander negro de Patch estaba estacionado en la acera en frente de la casa,
una llovizna fina se tamizaba a través de los faros.
Marqué al celular de
Patch.
–Pensé que no había
más tiempo para estar juntos –le dije; sonando un poquito pretenciosa.
Obviamente yo seguía
ofendida y confusa.
–Tenemos un
problema.
–¿Qué tipo de
problema?
–Ponte ropa seca y
baja.
–¿Y si no lo hago?
–Todavía sigues
enojada conmigo? –había un poco de sonrisa en su voz.
–¡Yo no estoy
molesta contigo! ¿Y qué importa? Si tú diste por terminado todo entre nosotros.
Más risas. –¿Di por
terminado? ¿Pensaste que estábamos juntos? ¿Oficialmente?
Mi cara
chisporroteaba. –¡No! –Por supuesto que pensaba que estábamos juntos
oficialmente. Patch me dijo que no estaba viendo otras chicas, y yo no estaba
viendo a otros chicos, lo que significaba que estábamos juntos.
–Cámbiate y baja –
dijo Patch–, o voy a cambiarte yo mismo.
–Muy gracioso.
En el otro lado de
la bahía de la ventana, Patch se bajó del Jeep.
–¡Bueno, bueno! –Le
dije –, estaré abajo en cinco minutos.
En el baño, me saqué
la ropa y la colgué en barra de la ducha para que se secara. Me sequé con una
toalla que estaba afuera y caminé por el pasillo hasta mi habitación, pero la
puerta no se abrió. Por cierto la manilla se negó a ceder, podría decir que
había sido cerrada por dentro.
Le marqué a Patch.
–Mientras estabas
aquí, sembrando tu nota, ¿Me cerraste la puerta de mi habitación? –Le dije –¿Y
qué estabas haciendo en mi habitación de todos modos?
–No me acerqué a tu
dormitorio. ¿Es una cerradura estándar?
–Sí.
–¿Tienes una
horquilla?
-No y no tengo un
clip para papel tampoco.
–Vendré a echar un
vistazo después de que hayamos terminado. Ya estamos retrasados.
Pasé un pequeño
momento preguntándome para qué se nos hacía tarde, pero yo tenía una
preocupación más acuciante. –No tengo nada de ropa. Ni siquiera la ropa
interior. Llevo mi toalla, eso es todo.
El teléfono móvil se
deslizó una pulgada a través de mis dedos. –Sólo una queja. Tengo que acceder a
mi armario.
–¿Quieres mi ayuda?
Quería ropa limpia y
seca. Y si tenía que permitir que Patch entrara en mi apartamento, mientras que
sólo llevaba una toalla, pues que así sea. Nada va a pasar. Esto solo era un
incómodo caso de no tener a nadie, excepto un chico muy caliente y que no está
disponible sino para una situación extrema.
–Voy –dijo Patch.
Apreté de nuevo mi
ropa mojada al momento en que hubo un golpe en la puerta principal.
–¿Eres tú? –Llamé a
Patch a través de la puerta.
–No. Es Jack el
Destripador.
Eso no fue gracioso
porque a pesar de que nunca había visto una fotografía de Jack el Destripador,
no sería difícil imaginar que lucía como Patch. Oscuro, con cabello ondulado.
Penetrantes ojos negros. Una boca que acaba con cualquier pasado decente cuando
este sonreía.
Abrí la puerta y
Patch pasó. Vestía pantalones vaqueros desgastados y una camisa gris enrollada
hasta los codos. Su típica roída gorra de béisbol completaba el atuendo.
Miró por encima de
mí. –¿Dónde va la toalla?
Le dije, –Haz lo
tuyo, voy a vestirme, y podremos estar fuera de aquí en cinco minutos.
–Lo mío me toma un
poco más de cinco minutos –dijo Patch–. Dame veinte, y te prometo que voy a
hacer que valga la pena.
–Sólo abre la
puerta.
–Para el historial
–dijo Patch, caminando por el pasillo hacia mi habitación–, yo no rompí
contigo. Dije que debíamos enfriar las cosas hasta después de Jeshván.
–Tú dijiste que no
debíamos vernos más.
–Dije que no
debíamos ser vistos juntos.
–¿Así que... estamos
juntos?
Patch se detuvo y miró
por encima del hombro, nuestros ojos se conectaron. –No estoy besando a otras
chicas, si eso es lo que estas preguntando.
Mi pulso se aceleró.
–Esto no se trata
sólo del Jeshván –le dije–, los dos sabemos que no me has dado toda la
historia. Si crees que no me di cuenta de que has venido en torno a un mucho
menos, pues piensa de nuevo –. Esta no era vaga acusación. En los últimos dos
días, apenas había visto a Patch. Echaba de menos tener que cruzarnos momentos
espontáneos durante el día, y lo extrañaba diciendo buenas noches después del
anochecer.
–No necesitas
conocer toda la historia.
–Eres indignante.
Él dio la más mínima
sonrisa. –Es una cuestión de seguridad.
–¿Desde cuándo
tienes miedo del peligro?
–Desde que te
involucra a ti.
Un ligero escalofrío
ondulado penetró hasta mis huesos. –El año pasado fui perseguida por un asesino
vengativo y tu ex psicótica, puedo manejar el peligro.
Patch me apoyó
contra la pared. Sus manos estaban sobre mis hombros, su cuerpo a un milímetro
de distancia de tocar el mío. Una gota de lluvia cayó desde su pelo y aterrizó
como el hielo en mi clavícula.
–Hay todo tipo de
peligro –dijo, sus labios rozaban los míos –. Tú apenas y te has metido en
ellos.
Luego se apartó,
agarró la manilla de la puerta del dormitorio, empujó con firmeza el hombro a
la puerta y la abrió con un crujido astillado. Pasó el interruptor de luz, pero
la habitación se quedó oscura.
–La luz se quemó
–dijo Patch–. Si tienes un repuesto, lo puedo cambiar ahora.
Me retorcí pasando
más allá de él y seguí para el armario, sintiendo mi camino hacia abajo los
bastidores de ropa. –Voy a arreglarlo más tarde. ¿A qué vamos esta tarde?
–Cerrando la puerta del armario entre nosotros, me tiró un par de pantalones
vaqueros, una sudadera con capucha y una camiseta ajustada. Debido a que estaba
lloviendo, opté por zapatos de tenis y una cola de caballo, deseché la idea de
una nueva capa de rimel.
–Le di un vistazo a
la pandilla con la que Scott Parnell estaba involucrado en Portland –dijo
Patch–. Fui evadido. Nadie quiere hablar. Nadie está dándome toda la
información.
–Quizás no la
pediste muy amablemente –dije a través de la puerta.
–Yo nunca lo pido
amablemente, Ángel.
–Tú me lo pediste
amablemente.
Se rió en voz baja,
íntimamente. Despertó una sonrisa en mí… y luego rodee mis ojos. Caer bajo el
hechizo de Patch era lo último que necesitaba hacer en este momento,
especialmente atrapada en una oscura habitación con él. Una habitación cuya
principal pieza de mobiliario era una cama.
Abotone la parte superior
de mis pantalones y abrí la puerta. –Listo.
Una luz se filtraba
por la ventana al otro lado de la habitación. Patch estaba tendido en mi cama,
las manos cruzadas detrás de su cabeza. Mi almohada estaba metida debajo de él,
prometiendo que su olor permanecería ahí después cuando tratara de dormir. Y en
ese momento supe exactamente lo que había soñado.
Sacudí las
especulaciones de más detalles. Obviamente yo aun tenía sentimientos por Patch,
pero no quería ser el perro que persigue su cola, corriendo en círculos y
volviéndose loco por algo que estaba fuera de alcance. –Entonces, ¿Cuál es el
trato con Scott y la pandilla en Portland? –Pregunté.
Patch columpió sus
pies en el borde de la cama. –Eso es lo que vamos a averiguar.
–¿Obtendré mas
detalles?
–Te lo explicaré en
el camino.
Bajamos las
escaleras, salimos del edificio y corrimos al otro lado del estacionamiento a
través de la lluvia.
Estaba por abrir la
puerta del lado del pasajero del Jeep cuando Patch se apoderó de mi codo,
deteniéndome.
Apretó algo en su
llavero y dijo, –Ahora es seguro.
–¿Qué fue todo eso?
–Tomé mi seguridad a
un nivel superior. Quería hacer que fuera difícil para alguien manipular el
Jeep. Es mi trabajo protegerte –miró de reojo–. Me tomo mi trabajo seriamente.
No pude saber si mi
estremecimiento fue por sus palabras, o la lluvia se filtró a través de mi
piel.
–Dime lo que sabes
acerca de Scott.
–Creo que estamos
viendo algo un poco mas organizado que una pandilla.
¡Lo sabia! –¿La
mafia?
Patch sacudió la
cabeza, sonriendo débilmente. –Por ahora, vamos a llamarlo una sociedad. Una
muy organizada, muy funcional sociedad.
–¿Te refieres a una
sociedad secreta?
–Me refiero a una
sociedad de sangre. Nadie quiere decirme algo, lo cual significa que la
sociedad inculca una cantidad decente de miedo y tienen algo que ocultar.
–¿Entonces que vamos
a hacer?
–Vamos a animar a
Scott a abrirse. Justo ahora, él sabe más que nosotros. Vamos a cambiar eso.
Esto sonaba
ligeramente más a El Padrino, de lo que prefería.
–¿Qué, exactamente,
vamos a hacer? –Pregunté, imaginando a Patch arrastrar a Scott a un callejón
oscuro y dispararle en las rodillas hasta que escupiera todos los secretos que
había guardado.
–Maneja hasta
Springvale y detente en un juego de Pool en el centro.
Springvale era mas o
menos del tamaño de Coldwater y a unos veinte minutos más hacia el interior,
–¿Yo pensaba que no podíamos ser vistos juntos en publico?
–No vamos a ir
juntos. Tú entraras sola. Actúa gratamente sorprendida cuando veas a Scott y
pégate a él toda la noche.
–¿Cómo sabes que
Scott estará ahí?
Patch empujó la
llave en la ignición y encendió el motor.
–Scott tiene un
problema con el juego.
–¿Y tú no?
La esquina de la
boca de Patch se inclinó hacia arriba. –La diferencia es, que yo gano.
–Está bien, entraré
y actuaré sorprendida. ¿Qué vas a hacer tú?
Se puso un par de
gafas de aviador y puso el Jeep en reversa. –Si te lo digo, arruinaría la
sorpresa.
–¿Por qué siempre
tengo que ser sorprendida?
Él sonrió. –Te ves
linda cuando eres sorprendida.
No me he leído el libro, pero tengo ganas, haber si me animo! :D
ResponderEliminarMuchos besos xD
me encanta q hagas esto yo he leido la saga entera me encanta !!! me obsesione con patch y nora !!!
ResponderEliminar¡Me alegra que te haya gustado! ^-^
Eliminar¿Es oficial?
ResponderEliminarSí, aquí tienes el original: http://g-ecx.images-amazon.com/images/G/01/book/harper/CRESCENDO_Bonus._V196911520_.pdf
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